Estampida de libertad
Por Julieta Inés Dal Lago Decidió huir del nido donde había nacido. Pudo hallarse a sí misma y descubrió que quería atravesar fronteras. Quienes la conocían, buscaron frenarla, sólo lograron acorralarla. Sintió que la coartaban, se vio encerrada en una jaula. Sabía que tenía que partir. Salió corriendo desesperada y llegó al bosque, donde sorteó ramas, pateó y saltó piedras. El ceño fruncido y la mirada agobiada, desorbitada, demostraban que escapaba. Sus pies avanzaban, el alma la empujaba, el cuerpo la acompañaba. La angustia, ocasionada por el llanto ahogado que custodiaba, clavó un puñal en su garganta. La herida llegó a fisurar el pecho firme que la enderezaba. La grieta en los pulmones no permitía que el aire siguiera circulando por su cuerpo. Por el hueco, se escapaba. Sus lágrimas se unieron a la brisa que generó la abrupta intromisión de su figura al penetrar el viento. Abrió los brazos que tenía entumecidos por la furia y la ira, emociones qu...