Ser Urbano
Por Julieta Inés Dal Lago
Hace unos meses volqué en una hoja reflexiones que se presentaron como causantes de insomnio nocturno. Con mi cabeza sobre la almohada, no podía conciliar el sueño con estas preocupaciones que me acechaban.
Hace unos meses volqué en una hoja reflexiones que se presentaron como causantes de insomnio nocturno. Con mi cabeza sobre la almohada, no podía conciliar el sueño con estas preocupaciones que me acechaban.
Decidí publicar lo que escribí esa noche con la esperanza de que, ustedes, mis lectores, lo disfruten. Me quedo contenta con que, por lo menos, quede dando vueltas en sus mentes.
Noches en vela con estas ideas, pensamientos que no paran de atormentarme, se apoderan de mi sueño, todas se juntan y armo una frase: Hay personas que no disfrutan de las pequeñas cosas, si lo hicieran, serían más felices.
Norma básica: Aprender a disfrutar de la naturaleza, escuchar el lado sensible de cada uno, no reparar en cosas superficiales, ser simple.
La vida que llevamos en la ciudad es muy difícil. Corremos las 24 horas del día, vivimos pensando en los problemas cotidianos, sean económicos, familiares, de pareja, también en cómo salir adelante en un país que cada vez parece menos prometedor o, simplemente, vivimos acelerados.
Me gustaría que la gente aprenda a disfrutar de las pequeñas cosas, de los momentos únicos.
Les digo a todos que en la vida es necesario hacer un stop, frenar un instante.
El llamado momento de ocio (considerado por la Grecia antigua, principalmente por los filósofos, un espacio para reflexionar sobre la vida, las ciencias y la política) es necesario para cada uno de nosotros.
Puede convertirse en un tiempo para pensar, hacer deporte, para apreciar la naturaleza, pero lo importante es que lo dediquemos a actividades que colmen nuestro espíritu.
Tal vez se preguntan de qué estoy hablando, hablo de que es fundamental hacer algo que nos guste, como pintar cuadros, tocar un instrumento, leer, escribir. En suma, hacer cosas productivas que enriquezcan nuestro interior.
Creo que es fundamental para liberar la mente, el alma, para renovar energías, tener un cable a tierra y ese cable a tierra tiene que ser algo que nos conecte con nuestra parte sensible.
He visto y veo a muchas personas que han dejado de lado esa parte suya, hasta el punto en que no pueden disfrutar de lo que los rodea, sea la lluvia, estar una tarde mirando el río y rodeados de verde o, incluso, de su propia familia.
Es verdad que cumplimos constantemente obligaciones, presos de una vorágine diaria que nos lleva a no reparar en estas cosas.
Temo que hoy, más que nunca, el ser humano está desconectado de su mundo interior y, también, del exterior. En algún punto, la civilización del hombre hizo que perdamos la valoración que hay que tener de la tierra donde vivimos, de la naturaleza.
Vemos cómo ella misma, manifestando su ira con terremotos, inundaciones y otros desastres naturales, nos pasa factura por todo lo que el hombre hizo. Todo el daño provocado, a la tierra y los animales, tiene como punto de partida haber dejado de valorar y respetar las distintas formas de vida que existen.
Una reflexión que acabo de tener: ¡¿Cómo el hombre va a valorar otras formas de vida, si ni siquiera respeta aquella a la que pertenece?!
Realmente, es una paradoja cómo el hombre destruye al hombre. Dentro de la especie animal ocurre esta “destrucción” de la que hablo, pero los animales matan a otros para alimentarse, no porque sí.
En éste mundo se llegó al punto de matar por matar. La famosa frase del filósofo inglés, Thomas Hobbes (en su obra “El Leviatán”) se hace cada vez más presente en la actualidad: "El Hombre es el Lobo del Hombre". Me permito decir: No sólo del hombre sino de todo lo que lo rodea.
En el año 2010, ya no nos encontramos en un estado de naturaleza primitivo (definido por Hobbes como el momento previo a la organización de una comunidad bajo la forma de Estado, en el que los individuos luchan constantemente entre sí) aunque podríamos decir que la naturaleza humana se encuentra primitiva de valores.
Para no extenderme y evitar que estas palabras queden en el aire, la conclusión del tema expuesto sería que hace falta en muchos de nosotros (humanos) retomar contacto con la madre naturaleza.
Son nuestros pies los que se encuentran apoyados sobre esta superficie terrestre, el día de mañana serán los de nuestros descendientes, por eso, somos los responsables de cuidar el planeta.
Por otra parte, resalto la importancia de hacer cosas que sumen a nuestro Ser, de brindar unos minutos del día a escuchar nuestro interior, hacer lo que nos hace bien, conectarnos con la parte que dejamos de lado por los deberes, ocupaciones y tareas.
Una frase que siempre tengo presente es "Carpe diem" ("sieze the day", en idioma inglés, o “aprovecha el día como si fuera el último", en español), significa que hay que vivir cada día con intensidad, pasión, sin reservas a la hora de expresar sentimientos o emociones, como si fuera el último de nuestras vidas, después de todo, no sabemos qué nos pasará mañana.
Esta forma de vivir, guiada por el "Carpe diem", marca un estilo espontáneo a la hora de actuar. La espontaneidad es para mí la mejor forma de darse a conocer y brindar lo mejor de cada uno, es transparencia.
Ojo que cuando hablo de espontaneidad, lo hago como algo positivo, un comportamiento que se traduce en actos que hacen a la felicidad nuestra y de otros.
Espero que incorporen, aunque sea un poquito, este "Carpe diem" en sus vidas.
©.- Julieta Inés Dal Lago.-2 de septiembre de 2010.-
Gorda me encanto el blog! Me hace relfexionar mucho...y de hecho me senti muy identificada con este relato...
ResponderEliminarfelicitaciones!! segui haciendo esto que es lo que disfrutas tanto.
pachu.
Gracias Pachunga!!!
ResponderEliminarJuli, la verdad es que no hay mucho más que agregar a este relato o como se llame en la jerga literaria. Es muy claro lo que escribís y como lo decís. Lo único que aportaría a este Ser Urbano es una sola frase que en algún momento de mi vida la he escuchado mucho que es ¨Cambio Yo, cambia Mi Mundo¨. Con esta frase lo que quiero decir es que uno tiene que buscar constantemente lo que a uno lo llena, lo que a uno le hace bien, encontrar grandes cosas, tal vez, en las pequeñas cosas, en los detalles y demás. Todo esto hace que uno pueda estar mejor consigo mismo y por ende, generalmente, va a tirar buenas energías a los que lo rodean. Por eso creo que es muy importante que uno busque su felicidad interior y no perder las esperanzas o los sueños por los temas cotidianos y abrumadores del día a día. De esta forma uno va a lograr su propia felicidad y así va a poder contagiar la misma al prójimo para poder aportar ese grano de arena a este mundo loco en el cual vivimos y en el que muchas veces nosotros mismos nos convertimos en “El Hombre es el Lobo del Hombre”.
ResponderEliminarTe felicito por el relato y sin dudas esto habla mucho de vos como persona. Tené presente que por este medio vos estas aportando tu grano de arena para que cuando la gente lo lea tome ciertas ideas y así podamos vivir la vida como cada uno se la merece. Un beso grande
Juli, me olvide de firmar lo que escribii...
ResponderEliminarCASPER, jeje. Beso
Muchas gracias, Casper! Tus palabras complementan las mías. Agregaste una frase fundamental a este ensayo: "Cambio yo, cambia mi mundo", no pudiste haberlo dicho mejor. Te mando un beso grande y, nuevamente, gracias por compartir tus ideas. J.-
ResponderEliminarJul! por fin puedo leer todo! esta todo muy bueno, y este en particular me identifica. parece como si todavía te tuviera a unos pasos de distancia y nos hubiéramos colgado a hablar de la vida y saliera esto de vos... abrazo. cata.
ResponderEliminar¡Cata! ¡Qué lindo! ¿Te acordás de esos momentos? Los extraño... Me alegra que te haya gustado lo que escribí y que te puedas sentir identificada con lo que escribo, me gratifica enormemente. Te mando un beso grande y gracias por leerme. J.-
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