Cartas a Julieta

Por Julieta Inés Dal Lago



Una comedia romántica que muestra que el amor verdadero existe y que jugarse por los sentimientos vale la pena.

Cuenta la historia de dos personas que se conocieron y enamoraron cuando tenían 15 años, pero luego se separaron.
Claire viaja a Verona (Italia), después de 50 años, a buscar a Lorenzo, amor de la infancia que dejó escapar por no haber tenido el coraje suficiente para seguir sus sentimientos y enfrentar a sus padres, quienes no aceptaban a la persona que ella había elegido.
Emprende la búsqueda de Lorenzo por Italia, acompañada por su nieto, Charly, y por Sophie, quien encontró y contestó la carta que Claire, años atrás, había escrito y escondido tras un ladrillo de la pared de la casa de Julieta Capuleto. En ésta se cuestionaba si tenía que pelear por lo que sentía.
Luego de 50 años, Claire obtuvo esa respuesta que tanto buscaba. Las palabras de Sophie fueron las que la alentaron y movilizaron a partir en búsqueda de Lorenzo. Gracias a los acertados consejos de la joven, Claire logra rencontrarse con el amor de su vida.
Paralelamente, Sophie y Charly se enamoraron en el viaje. Sophie, comprometida e infeliz con el hombre que tenía a su lado, decide jugarse por el amor que sintió por quien la había cautivado con su encanto. Así, el día en que recibió la invitación al casamiento de Claire y Lorenzo, ella decide tomar un nuevo rumbo e ir a buscar a Charly.
Al volver a encontrarse, las sonrisas dibujadas en sus rostros, el brillo de sus ojos y las profundas miradas que cruzaron, irradiaron por doquier el amor intenso que sentían el uno por el otro. El deseo y la pasión, que vivieron meses antes, floreció en ambos jóvenes una vez más. Sin dudarlo, emprendieron un camino juntos.
Ambas historias demuestran que cuando el amor llega a nuestras vidas, hay que aferrarse a él y no dejarlo ir. Cuando un sentimiento tan puro y real nos invade, cuando desborda la lógica de nuestro entendimiento, nos resulte o no evidente, es verdadero o, por lo menos, debemos averiguarlo.
Jamás podrá borrarse de nuestros corazones, permanecerá allí y en nuestros pensamientos durante toda la vida. Por eso, sólo hay dos opciones posibles: darle la espalda y pensar el resto de nuestros días: ¿Qué tal si?, o jugarse en el momento en que se presenta y borrar toda duda posible.
Resalto la frase que le dijo Lorenzo a Claire, cuando ella lamentó haber dejado pasar tantos años sin reaccionar: “En cuestiones del amor, nunca es demasiado tarde”.
El mejor guía que tenemos es nuestro sentir; por eso frenar, escucharnos, preguntarnos qué sentimos es clave para poder construir nuestra realidad y pulsar desde ese lugar: la sinceridad con nosotros mismos. 

Después, el pensar, el hablar y el hacer fluirán acordes a ese sentimiento, al amor que tenemos que nuestro corazón.


©.- Julieta Inés Dal Lago.- 13 de octubre de 2010.-


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