Sonidos que pintan la ciudad
Por Julieta Inés Dal Lago
El cuarteto familiar Aqualáctica musicaliza las calles
de la ciudad y la convierten en un paisaje natural cuando sus instrumentos de
cuerda empiezan a sonar.
Con cuatro generaciones de músicos, Claudio “Gato” Urbanski
junto a sus hijos Risco, Jaspe y Nagual tomaron el legado y formaron la banda
en 2005.
“Elegimos el nombre Aqualáctica porque representa la esencia de nuestra música. Aqua significa agua en latín. Los seres humanos somos 70 por ciento agua, todo está lleno de agua, los animales y la naturaleza. La palabra láctica hace referencia a la galaxia, al cosmos. Nuestra música te remonta a ese lugar, transmite energía cósmica”, explicó Gato.
La banda tiene una identidad propia que expresan a través de composiciones de su autoría, lo cual es el resultado de una simbiosis de música, instrumentos e integrantes.El cuarteto logró alcanzar un equilibrio zen en sus canciones, cierta fusión de música étnica, jazz-rock y música de cámara.
Un mar de energía invade a los oyentes de Aqualáctica cuando el sonido de sus instrumentos los alcanza: “Esta música me transmite paz”, “es una mezcla de géneros musicales que reproduce sonidos de la naturaleza”, “es una caricia al alma”, son las frecuentes palabras pronunciadas por quienes dejan de transitar los caminos empedrados y embaldosados de la ciudad y detienen su paso para escuchar esa extraña melodía que los convoca.
“¡Qué linda música! Esto te transporta, te lleva a otra época, a otro mundo”, fueron las palabras de Pedro Escurra (65), quien escuchaba y miraba con rostro sorprendido a la banda y que, en su afán de encontrar una respuesta al interrogante constante que se hacía presente en su mente, sobre quiénes eran y de dónde venían los músicos, agregó: “Estos deben ser extranjeros”.
Los integrantes de Aqualáctica son argentinos pero de sangre polaca, con una mezcla de vertiente maternal alemana en los vasos sanguíneos de los hijos de Gato Urbanski.
El cuarteto familiar utiliza los instrumentos de cuerdas electroacústicos UrbanStrings creados por el director de la banda, quien estudió luthería (arte de construir instrumentos de cuerdas) y diseñó un violín capaz de producir sonidos amplificados.
“Es un sueño increíble poder hacer los instrumentos. La construcción de ellos es una tradición muy importante, desde Stradivarius y anteriores”, expresó Urbanski.
Antonio Stradivari fue un luthier italiano del siglo XVIII cuyos instrumentos son considerados obras de arte únicas. “Son reliquias”, destacó Gato.
Y agregó: “Los violines tienen un valor en sí mismos por el sonido que producen. El sólo hecho de tenerlos en las manos te conmueve, como mirar un cuadro de (Harmenszoon van Rijn) Rembrandt o de (Pablo Ruiz) Picasso, se genera un vínculo”. Ambos fueron pintores reconocidos del siglo XVII y XX, respectivamente.
Gato quería construir un violín como el de su padre, pieza que conserva como tesoro preciado, pero que le permitiera lograr un sonido diferente, música amplificada, la cual es distinta a la acústica, producida por los violines clásicos.
“La amplificación abre otras puertas”, enfatizó Urbanski, quien agregó: “Quería vivir la experiencia de construir con mis propias manos un instrumento, hacerlo con este amor hacia la construcción, elegir la madera, sentirla, tallarla. Por eso estudié luthería. Es muy emotivo todo esto. Todavía hay una brecha para investigar y crecer en este arte”.
Cuando las cuerdas de tres violines y un violoncello son frotadas por los arcos que deslizan con sus suaves manos Gato, Risco, Jaspe y Nagual, emiten la tímbrica particular que caracteriza el sonido cósmico de las canciones de Aqualáctica, grupo en el cual cada integrante cumple un rol que le brinda identidad.
De cabello largo, ojos claros y serenos, Risco, de 29 años, es el hijo mayor de Gato y “quien aporta independencia y observación a la banda”, destacó su padre.
De mirada pícara y espíritu inquieto, Jaspe, de 23 años, es uno de los mellizos de Gato y quien, con su carácter transgresor, condimenta con un sabor particular a la banda: “la espontaneidad”, remarcó Urbanski.
Otro de los mellizos que integra el grupo musical es Nagual, quien tiene un papel fundamental en Aqualáctica: “Con su violoncello nos marca y amalgama”, resaltaron sus compañeros.
Gran amigo de la familia Urbanski y admirador de la banda, el fotógrafo argentino Diego Ortiz Mugija utiliza los discos de Aqualáctica para musicalizar sus presentaciones fotográficas, conferencias de prensa y videos.
“Me parece que son unos monstruos de la expresión, que son especiales en su forma de componer y registrar”, resaltó Diego y agregó: “Utilizo su música para mis presentaciones simplemente porque siento que hay comunión de piel, de espíritu, entre lo que ellos hacen y lo que hago yo”.
“Ponen música a mis fotos o a lo mejor yo pongo imágenes a su música. Hago fotografía para conmover no para describir y creo que ellos hacen música para conmover también. La diferencia entre ver y contemplar es que contemplar es ver desde el corazón y ellos tocan desde ese lugar”, subrayó Ortiz Mugica.
Enorgullecido de tener una banda con sus hijos, Gato destacó los estrechos vínculos que formaron entre ellos: “Es algo maravilloso poder tocar con los chicos porque supera todas las expectativas de lo que uno puede lograr, como ser humano y como papá, dentro de una familia. Es muy bonito y estamos haciendo una transformación muy grande, más allá de lo musical, hacia la familia, la convivencia, la creatividad, la producción y con proyectos a futuro”.
“El mar del tiempo” es la segunda producción musical de Aqualáctica, la cual, al igual que el primer disco, incluye temas compuestos por Gato Urbanski cuando sus hijos eran pequeños, según informó.
Con voz afectada por la alegría interna que
experimenta al poder compartir con sus hijos la pasión por la música, Gato
resaltó: “Ellos son los mejores intérpretes de esta música”.
Web: http://www.aqualactica.com/
“Elegimos el nombre Aqualáctica porque representa la esencia de nuestra música. Aqua significa agua en latín. Los seres humanos somos 70 por ciento agua, todo está lleno de agua, los animales y la naturaleza. La palabra láctica hace referencia a la galaxia, al cosmos. Nuestra música te remonta a ese lugar, transmite energía cósmica”, explicó Gato.
La banda tiene una identidad propia que expresan a través de composiciones de su autoría, lo cual es el resultado de una simbiosis de música, instrumentos e integrantes.El cuarteto logró alcanzar un equilibrio zen en sus canciones, cierta fusión de música étnica, jazz-rock y música de cámara.
Un mar de energía invade a los oyentes de Aqualáctica cuando el sonido de sus instrumentos los alcanza: “Esta música me transmite paz”, “es una mezcla de géneros musicales que reproduce sonidos de la naturaleza”, “es una caricia al alma”, son las frecuentes palabras pronunciadas por quienes dejan de transitar los caminos empedrados y embaldosados de la ciudad y detienen su paso para escuchar esa extraña melodía que los convoca.
“¡Qué linda música! Esto te transporta, te lleva a otra época, a otro mundo”, fueron las palabras de Pedro Escurra (65), quien escuchaba y miraba con rostro sorprendido a la banda y que, en su afán de encontrar una respuesta al interrogante constante que se hacía presente en su mente, sobre quiénes eran y de dónde venían los músicos, agregó: “Estos deben ser extranjeros”.
Los integrantes de Aqualáctica son argentinos pero de sangre polaca, con una mezcla de vertiente maternal alemana en los vasos sanguíneos de los hijos de Gato Urbanski.
El cuarteto familiar utiliza los instrumentos de cuerdas electroacústicos UrbanStrings creados por el director de la banda, quien estudió luthería (arte de construir instrumentos de cuerdas) y diseñó un violín capaz de producir sonidos amplificados.
“Es un sueño increíble poder hacer los instrumentos. La construcción de ellos es una tradición muy importante, desde Stradivarius y anteriores”, expresó Urbanski.
Antonio Stradivari fue un luthier italiano del siglo XVIII cuyos instrumentos son considerados obras de arte únicas. “Son reliquias”, destacó Gato.
Y agregó: “Los violines tienen un valor en sí mismos por el sonido que producen. El sólo hecho de tenerlos en las manos te conmueve, como mirar un cuadro de (Harmenszoon van Rijn) Rembrandt o de (Pablo Ruiz) Picasso, se genera un vínculo”. Ambos fueron pintores reconocidos del siglo XVII y XX, respectivamente.
Gato quería construir un violín como el de su padre, pieza que conserva como tesoro preciado, pero que le permitiera lograr un sonido diferente, música amplificada, la cual es distinta a la acústica, producida por los violines clásicos.
“La amplificación abre otras puertas”, enfatizó Urbanski, quien agregó: “Quería vivir la experiencia de construir con mis propias manos un instrumento, hacerlo con este amor hacia la construcción, elegir la madera, sentirla, tallarla. Por eso estudié luthería. Es muy emotivo todo esto. Todavía hay una brecha para investigar y crecer en este arte”.
Cuando las cuerdas de tres violines y un violoncello son frotadas por los arcos que deslizan con sus suaves manos Gato, Risco, Jaspe y Nagual, emiten la tímbrica particular que caracteriza el sonido cósmico de las canciones de Aqualáctica, grupo en el cual cada integrante cumple un rol que le brinda identidad.
De cabello largo, ojos claros y serenos, Risco, de 29 años, es el hijo mayor de Gato y “quien aporta independencia y observación a la banda”, destacó su padre.
De mirada pícara y espíritu inquieto, Jaspe, de 23 años, es uno de los mellizos de Gato y quien, con su carácter transgresor, condimenta con un sabor particular a la banda: “la espontaneidad”, remarcó Urbanski.
Otro de los mellizos que integra el grupo musical es Nagual, quien tiene un papel fundamental en Aqualáctica: “Con su violoncello nos marca y amalgama”, resaltaron sus compañeros.
Gran amigo de la familia Urbanski y admirador de la banda, el fotógrafo argentino Diego Ortiz Mugija utiliza los discos de Aqualáctica para musicalizar sus presentaciones fotográficas, conferencias de prensa y videos.
“Me parece que son unos monstruos de la expresión, que son especiales en su forma de componer y registrar”, resaltó Diego y agregó: “Utilizo su música para mis presentaciones simplemente porque siento que hay comunión de piel, de espíritu, entre lo que ellos hacen y lo que hago yo”.
“Ponen música a mis fotos o a lo mejor yo pongo imágenes a su música. Hago fotografía para conmover no para describir y creo que ellos hacen música para conmover también. La diferencia entre ver y contemplar es que contemplar es ver desde el corazón y ellos tocan desde ese lugar”, subrayó Ortiz Mugica.
Enorgullecido de tener una banda con sus hijos, Gato destacó los estrechos vínculos que formaron entre ellos: “Es algo maravilloso poder tocar con los chicos porque supera todas las expectativas de lo que uno puede lograr, como ser humano y como papá, dentro de una familia. Es muy bonito y estamos haciendo una transformación muy grande, más allá de lo musical, hacia la familia, la convivencia, la creatividad, la producción y con proyectos a futuro”.
“El mar del tiempo” es la segunda producción musical de Aqualáctica, la cual, al igual que el primer disco, incluye temas compuestos por Gato Urbanski cuando sus hijos eran pequeños, según informó.
Web: http://www.aqualactica.com/
©.- Julieta Inés Dal Lago.-
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