Para encontrarse hay que perderse, y viceversa
El otro día, estaba hablando con una íntima amiga del colegio primario y secundario, y, en
un contexto de conversación, le dije: “para encontrarse hay que perderse”.
Ella
identificó mis palabras con un libro que había leído, yo le respondí que no
sabía de qué libro hablaba, sino que se lo decía por experiencia propia.
Unos días
después, me junté con otras amigas, también del colegio primario y secundario,
y dos eran amigas desde el jardín de infantes, también.
Hablamos de cómo
estábamos, cómo nos sentíamos, nos pusimos al día después de un tiempo sin
vernos.
Cuando tocó mi
turno, hablé y conté, y en un momento, en referencia a un tema que estábamos
charlando, hice el mismo comentario que había hecho en la conversación con mi
otra amiga, también amiga de ellas, el otro día, aunque alteré el orden de los
factores.
Lo
que dije fue: “para perderse hay que encontrarse”, una de las chicas dijo: “¿no
sería al revés?, para encontrarse hay que perderse”, y le pregunté qué había
dicho yo, ella repitió mis palabras; claro, había dado vuelta la frase y les
expliqué que quise decir eso, que “para encontrarse hay que perderse”.
Me quedé
pensando y, hoy, llego a una conclusión,
puedo afirmar lo siguiente: “para perderse hay que encontrarse, y viceversa”; o
“para perderse hay que encontrarse y para encontrarse hay que perderse”.
En verdad, no
cometí un error, no me equivoqué en el orden de la frase, al contrario, creo
que llegué a una conclusión que, al menos yo, valido.
Cuando nos
perdemos es porque, en algún punto, nos encontramos, vimos lo que somos en un
momento, lo que nos rodea, la situación en la que estamos, y eso no nos
gusta, nos causa molestia, o no nos conforma; entonces, buscamos algo nuevo,
salimos de nuestra “zona de confort” y nos lanzamos a generar algo distinto.
Puede ser salir
a lugares nuevos, conocer gente nueva, experimentar otras vivencias, en
resumen, nos perdemos, nos vamos de ese lugar estático y conocido en el que
estábamos.
Para mí, la
palabra “perderse” significa salir al encuentro de nuevos conocimientos,
experiencias, personas, vivencias.
Abandonar esa identificación que vimos y que no nos gustó o que expiró, de alguna manera, que nos generó hambre o curiosidad por descubrir algo diferente; y todas estas sensaciones disparan el ir al encuentro de quienes somos hoy.
Abandonar esa identificación que vimos y que no nos gustó o que expiró, de alguna manera, que nos generó hambre o curiosidad por descubrir algo diferente; y todas estas sensaciones disparan el ir al encuentro de quienes somos hoy.
En estos años, aprendí que vivimos creciendo, hoy no somos la misma persona de ayer, tampoco la que seremos mañana.
Por eso,
intentar juzgar una situación, relación, momento o vivencia del pasado no tiene
sentido. Porque ya no somos la misma persona que estuvo en ese lugar, por eso
no lo vamos a entender, evolucionamos, estamos en otro lado.
Por lo tanto,
decir “para perderse hay que encontrarse, y viceversa”, me parece una frase que
refleja la transmutación que vivimos todos, que no es otra más que el
aprendizaje constante que nos lleva a ir mutando día a día, aprendiendo cosas
nuevas, experimentando y viviendo distintas sensaciones y emociones.
Ahora es el
momento en el que tengo que darle un cierre a este tema, sólo puedo decir que hoy
somos unas personas y mañana seremos otras, y que cuando nos miremos en el espejo,
vamos a encontrarnos, y está bien que queramos perdernos, en el sentido de ir
incorporando nuevos conocimientos, ir a lugares nuevos, hablar con gente nueva.
Perderse no
significa abandonarse ni abandonar a los afectos, lo que yo planteo es que
perderse es volver a encontrarse con uno mismo, para conocerse otra vez y
re-significar la propia vida y realidad.
Y si el
resultado es que la realidad no se ajusta a lo que sentimos y queremos para
nosotros, es el momento de evaluar la situación y elegir hacia donde queremos
ir, qué vida queremos tener y recrear esa realidad o crear algo diferente.
Moverse, no ser
estáticos y estar dinámicos.
Por eso, digo: “para encontrarse hay que perderse, y
viceversa”.
©.- Julieta Inés Dal Lago
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